El momento (cultural) más feliz de… Gabi Ochoa

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Identidad: @gabkarwai

Antecedentes: Dramaturgo, guionista, director de cine… Como te descuides este Ochoa ya está en un nuevo frente, armando ruido creativo del bueno.  

Hecho relevante: Si las paredes de Espai Rambleta hablaran recordarían todavía el impacto que supuso el paso de la obra Las Guerras Correctas, dirigido por este caballero que nos puso cara a cara con una realidad que pincha.

Encontrarse con él es relativamente sencillo, es un animal que sobrevuela la ciudad a pesar de pulirse el AVE tal que un ejecutivo mañanero. En las conversaciones con Gabi siempre se termina hablando de cómo lograr una Valencia más creativa, de cómo ponernos en el mapa del talento cultural. La Valenburgo de Ochoa entronca con sus residencias teatrales de Creador.es.

Pues a él y a su torrente de buenas ideas le hacemos elegir su momento cultural más feliz. Y claro, se nos ha resistido a decidirse por uno solo…

"Si tengo que pensar que me revolvió culturalmente en estos 20 años de profesión (¡ya van 20!), dado mi doble vertiente teatral-audiovisual, sería uno de cada rama.

Recuerdo como al salir de Filmoteca, después de ver "Chunking express" me perdí entre las calles colindantes. La visión de esa hermosa película de Wong Kar-Wai (de ahí mi nick en redes sociales;) me dejó atrapado en algo que creo esencial en el cine: la herida en el tiempo. Como atrapa los momentos emocionales, los estira, trabaja con ellos me parece fundamental. Gracias a la Filmoteca Valenciana por ser una institución que ha sabido sobrevivir a la barbarie cultural valenciana y nos ha dado fotogramas a los sedientos de cine.

Y no puedo recordar mejor (y peor) momento que cuando vi en el festival VEO, "Todos los buenos espías tienen mi edad" de Juan Domínguez. Una sincera y expuesta pieza de danza-realidad que me transportó al corazón de ese intérprete, y que aparte marcó ese mismo día en el que iba con una acompañante muy especial. Además en un festival que fue único, y como tal cayó en esa barbarie.

Y antes de despedirme no puedo dejar de olvidar los conciertos de mi vida, como ese de Cocorosie donde, la que aquel entonces era mi novia (ahora mi mujer), me acompañó. Fue en el abandonado y añorado Colegio Mayor Lluís Vives. El resto, ya os lo cuento en otra ocasión…".

Lección: Definitivamente sí la cultura que deja heridas en el tiempo.

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