Urbanismo ilustrado
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José Manuel Cajal nace en Madrid en 1978 y se licencia en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en 2004.Cuando presento a Cajal, a menudo lo hago con la misma dinámica: enseño sus imágenes en pantalla y pregunto: ¿qué te parecen estas fotos? A lo que la gente responde con preguntas sobre el lugar donde fueron tomadas u otras curiosidades que se les pase por la cabeza.
Lo mejor es cuando, después de un rato viendo sus "fotografías", les dices que en realidad lo que están viendo no ha sido capturado a través de una cámara, sino que son pinturas "concretamente óleos" y que, además, el artista tiene una deuteroanomalia. Una deuteroanomalia es una alteración visual que cambia la percepción de los tonos verdes, algo que para el pintor, en ocasiones le ha resultado frustrante y en algn momento ha tenido que repetir la obra. Pero gracias a la experimentación, y a la ayuda externa a la hora de obtener referencias correctas de los colores cuando es necesario, logra solventar cada día este problema. Ver más obras.
Y es que la pintura de Cajal es un verdadero recorrido urbano, donde la cámara de fotos pasa a un segundo plano y unos cuantos trazos de color sobre madera o lienzo, te hacen una mejor presentación de las ciudades que cualquier fotografía. Lo que diferencia a Cajal de otros artistas de su género, es que todas las obras las realiza a mano, sin ayuda de proyector u otro sistema de impresión fotográfica en la propia tela, controlando cada detalle al milímetro con un cuidado minucioso, como podréis ver en el siguiente enlace.
Hay quién siente aversión hacía este tipo de pintura, considerando que está exenta de mérito y comparando a estos artistas como meros objetivos fríos y sin creatividad. Pero nada más lejos de la realidad, dentro de la pintura hiperrealista cada uno tiene su sello personal, y en este caso, Cajal ha hecho del paisaje urbano su seña de identidad, huyendo de la representación de edificios emblemáticos o hermosos, para ensalzar el paso del tiempo en estos paisajes, que se representa con la decadencia de los materiales, la suciedad y los cambios propios del transcurso de los años en el entorno.
"Generalmente suelo huir de edificios emblemáticos, pues hoy en día la facilidad para acceder a este tipo de imágenes es abrumadora. Me resulta mucho más interesante mostrar algo que el espectador no conozca, no espere encontrar, o añadir algo diferente o llamativo: como elementos en primer plano, que dotan a la obra de mayor potencia, y equilibran la composición. El valor de una obra reside en el conjunto, y va mucho más allá de la belleza intrínseca del motivo."